¡Hola Mis Astros Bellos! ¿Cómo estáis? He estado unos días sin escribir en el blog. Apenas he tenido tiempo para seguir con mi novela y no quería distraerme de mi prioridad principal. Hoy, sin embargo, he encontrado un pequeño hueco y quiero hablaros de un tema poco conocido: la venta de esposas en el Reino Unido (antes y después de la época victoriana). Espero que os resulte interesante este breve resumen que he hecho.
¿Por qué surgió esta práctica?
Antes del año mil setecientos no existía el divorcio en Inglaterra. Sin embargo, ante la fuerte demanda de la población, a inicios del siglo dieciocho el parlamento asumió la competencia para resolver las peticiones por parte de los hombres. Si un hombre demostraba que su mujer había sido adúltera entonces este podía divorciarse, pero no al revés. La mujer tenía prohibida semejante petición ya que carecía de personalidad jurídica y todos sus bienes eran propiedad de su esposo.
Tampoco era un trámite al alcance de todos. ¡Por supuesto! Solo se lo podían permitir los hombres de clase alta porque era un proceso largo y costoso. Los precios oscilaban entre doscientos y cinco mil libras. Para que os hagáis una idea, la población de clase media solía ganar unas dos libras por semana si trabajaban más de un miembro de la familia. Por supuesto, para ellos era inalcanzable el divorcio. ¿Qué podían hacer?
De esta necesidad de las clases medias o bajas surgió la venta de esposas. No era legal, pero las autoridades lo pasaban por alto. Lo que me ha llamado la atención de este asunto es que la mujer podía solicitar ser vendida si no estaba cómoda con el marido ya fuera por adulterio o por crueldad por parte de este. Una vez más descubrimos que las mujeres de clases más bajas tenían un poquito más de libertad que las de clases altas.
¿Cómo se realizaba la venta de esposas?
Primero colocaban anuncios cerca de su vivienda con el día en el que iba a realizarse la venta. Incluso, si podían permitírselo, lo anunciaban en los periódicos y contrataban a un pregonero que iba anunciándolo por las calles. ¿Os lo imagináis? Si lo hiciéramos ahora quizás tendríamos vergüenza. ¿O no?
Luego, con una soga en el cuello de la esposa, marido y mujer se dirigían a una taberna o a un mercado (el lugar indicado en los anuncios previos). Allí se enumeraban los defectos y las virtudes de la mercancía. Lo gracioso, al menos para mí, era que si la mujer había sido infiel solía ser vendida al amante. Otra veces, eran los propios familiares de la esposa los que la compraban. También podía suceder que fuera un desconocido. En ese caso, no le quedaba más remedio que ir con él y rezar para que su futuro fuera mejor que su pasado.
Los precios rondaban entre los cinco y cincuenta chelines. Lo que serían ahora entre ciento setenta dólares (o euros) y doscientos setenta dólares (o euros).
¿Cómo se formalizaba esta venta?
Al ser un evento público y anunciado, normalmente los conocidos y los vecinos sabían que ese matrimonio había llegado a su fin y que, por ende, ambas personas podían volver a casarse. Algunos con más capacidades económicas, contrataban a un abogado para que redactara los pormenores de la venta. La finalidad era que todo pareciera tan legal cuan fuera posible para que el marido no tuviera responsabilidades financieras con su exmujer. Y a veces hijos, los cuales solían ser vendidos con la esposa.
¿Qué opináis de este hecho histórico?
Dejadme en los comentarios vuestra opinión al respecto. ¡Os leo! A mí, en lo personal, hay casos en los que me ha parecido bien y otros que no tanto. Pero por lo menos, tenían la opción de divorciarse y las mujeres podían solicitarlo. Cosa que en las clases altas era impensable y solían ser condenadas a una vida desgraciada.
2 respuestas a «Venta de esposas durante la epoca victoriana»
Y que hacían en caso de que el amante o el comprador como dicen no quería el paquete completo (con hijos), los vendían aparte o el comprador estaba obligado a llevarlos a todos con él, para algunas quizá fuera una luz de esperanza de salir del maltrato del matrimonio y para otras quizá caer en algo peor pero como dicen el que no arriesga no gana. Muy interesantes datos nunca dejamos de aprender
Buena pregunta. Sería interesante investigar más sobre qué ocurría exactamente con los hijos.